14.6.09

Reivindicación de la "Geografía activa" - Un homenaje a Pierre George -

La geografía, en su definición de "ciencia humana", tiene como objetivo el estudio totalizador, y a la vez diferencial, de los múltiples factores condicionantes de la sociedad. A esto se le suman obviamente las particularidades que influyen en la vida de los pueblos que constituyen nuestro mundo, lo cual supera la competencia de las otras ciencias humanas -incluyendo a la sociología- porque se define como investigación de todas las interrelaciones y multicausalidades que están conectadas tanto con el presente como con el futuro de esas comunidades. Algunos definen esta situación como el estudio del "hombre-habitante", en un intento de mostrar lo arraigado que está en el pensamiento geográfico eso de considerar las relaciones entre el hombre y un medio constituido a partir de unas condiciones naturales y unos hechos históricos. Pero ese hombre es un ser dinámico que desarrolla innumerables actividades que generan otros condicionamientos, lo cual supone la existencia de un "hombre-productor". Y hoy parecería ineludible considerarlo "hombre-consumidor y beneficiario de servicios", con lo cual estaríamos ampliando el espectro del análisis económico y social al campo de disciplinas tales como la psicología y la psicología social. O sea que la competencia de la geografía parecería extenderse a medida que lo "humano" avanza y se multiplica exigiendo territorios de investigación cada vez más amplios. Aquí surge su problema, cuando intenta encontrar las relaciones con las disciplinas analíticas que se limitan a un sector vertical particular. No tiene sentido que la geografía realice análisis verticales. Por eso el problema metodológico que siempre se plantea es el del ensamble coherente de los datos de la investigación horizontal que debe realizar la geografía con las investigaciones verticales de cada una de las demás disciplinas. Relacionar los hechos es una tarea muy difícil. Y eso es precisamente lo que le compete a la geografía. Las poblaciones humanas conviven con todos los elementos del medio a la vez y la geografía debe ocuparse de hacer los balances de muchas acciones concurrentes y, en muchas ocasiones, complejas, contradictorias y desiguales. Su objetivo es definir situaciones complejas y exhibir, a partir del análisis de esas situaciones, una gama de posibilidades de opciones a futuro. La geografía se constituye así en una herramienta eficaz capaz de brindar la más amplia información para toda acción política y para cualquier planificación gubernamental.
No en vano Pierre George sostenía que "...la geografía es la prolongación de la historia, pero difiere de ella en el sentido en que la historia es una... mientras que la geografía es plural, porque capta los hechos en el momento en que la situación sigue siendo abierta, en el que los que tienen el poder de decisión pueden operar sobre el juego dialéctico de fuerzas presente."

14.5.09

Vicente Di Cione y un comentario respecto de la diversidad cultural.

En septiembre de 2006 escribí un artículo titulado "La diversidad cultural y el rol de la juventud" .
Allí utilicé la expresión "¿Vale la pena seguir sosteniendo que el otro no tiene nada que pueda sernos de utilidad?". Eso motivó al Licenciado Vicente Di Cione* a escribirme un mail muy interesante y que quiero compartir con ustedes:

"Sin dudas el texto final es un alegato a la convivencia y tolerancia con las infinitas "otredades" que con mayor o menor presencia están hoy por hoy, como decís, en casi todos los ámbitos de la cotidianidad. Y si no están "al lado", seguramente estarán "un poquito más allá" o simplemente más allá en el mismo lugar de los lugares: la Tierra, el mundo.
La cuestión se complica un poco cuando las diferencias culturales se transforman también en diferencias en la cadena de la distribución de ingresos y en formas más o menos incubiertas o explícitas de explotación y de otras distinciones sociales dentro de la misma "unidad cultural" ("Los argentinos somos todos iguales, pero algunos somos mejores y más argentinos que otros"). Esto significa que a menudo muchas diferencias culturales , expresadas fundamentalmente en los credos religiosos, las lenguas, los gustos culinarios, la indumentaria, las relaciones de familia, el comportamiento público, el uso del mobiliario urbano, etc., pueden comprenderse más si se contemplan los procesos de clasificación.
En tu texto te preguntás si "¿Vale la pena seguir sosteniendo que el otro no tiene nada que pueda sernos de utilidad?". Es una pregunta curiosa en tanto invita a ver al otro como "persona que nos tiene que ser útil de algún modo". Los esclavistas, comerciantes de esclavos, proveedores de fuerza de trabajo para las plantaciones del "nuevo continente" (una de las primeras formas de "agrobusiness" en los albores de la globalización) siempre tuvieron la idea de la "utilidad" de los "negros", en especial cuando no pudieron "utilizar" o no alcanzan los "útiles" amerindios. Sobre este tema las justificaciones son de muchos tipos: "no estoy explotando, sino que creo fuentes de trabajo", "que otra cosa pueden hacer los bolitas", "en los lugares de donde vienen están peor", etc. etc.
El día en que la tolerancia a las otredades culturales se acepte: ¿será también el día en que termine la desigualdad, combinación y contradicción entre las clases sociales?.

* Geógrafo, profesor regular de la Universidad de Buenos Aires.
(Comentarios a vdicione@geoamerica.org)