31.1.07

Selva misionera. Selva paranaense.

Un breve comentario -con vínculos interesantes-, a propósito del viaje realizado durante el mes de enero de 2007.
Del otro lado del río Uruguay el espacio rural brasileño está dominado por el "ager" (vocablo latino que significa campo). Más allá de Porto Soberbo son muy escasos los espacios naturales, los "saltus", la parte del espacio rural que no ha sido cultivada. Generalmente esos saltus se localizan en la parte más alta de las sierras, profundamente erosionadas por el paso del tiempo -igual a las que encontramos en el territorio misionero-, constituyéndose en lugares muy poco aptos para el desarrollo de actividades agrícolas. Ahí es precisamente donde subsisten los relictos de la selva que hasta bien entrado el siglo XX cubría gran parte del estado de Rio Grande do Sul.
Existen algunas áreas conservadas, como el Parque Florestal Estadual do Rio Turvo, portal de acceso al Salto do Yucumâ, el salto longitudinal sobre el río Uruguay al que nosotros llamamos Gran Salto del Moconá.
En cambio en la provincia de Misiones, del lado argentino, es posible observar todavía un paisaje más agreste, más original, con extensos saltus, sobre todo en la región más al norte de la localidad de El Soberbio.
Algunas ONG's, como la Fundación Nuestro Ambiente, están empeñadas en defender lo poco que aún queda de la selva paranaense, intentando por todos los medios conservar el corredor verde como único medio de salvaguarda para muchas especies animales en peligro de extinción.
La tala selectiva, practicada generalmente en forma ilegal, ha terminado con la existencia de la mayoría de los grandes árboles que abundaban en la zona.
El sistema agrícola que está desarrollándose en el estado de Rio Grande do Sul responde a las actuales exigencias del mercado mundial, razón por la cual la soja se ha constituido en el cultivo principal.
Municipios brasileños como los de Tiradentes do Sul y Tres Passos han experimentado un notable crecimiento. No en vano Rio Grande do Sul es actualmente uno de los estados más ricos y prósperos de Brasil.
Realidades económicas distintas y problemas de conservacionismo comunes conviven en las dos orillas. Algo para pensar y repensar nuestras estrategias futuras respecto al manejo sustentable de todos los recursos de la región.
Ambos gobiernos deben aunar esfuerzos para salvar lo poco que queda de la selva paranaense. Tendremos que copiar con urgencia todo aquello que pueda beneficiarnos. Porque es casi seguro que el futuro encontrará tanto a Brasil como a la Argentina con serios problemas comunes en cuanto a la degradación del medio ambiente.