Debo reconocer que desde la supervisión y el acompañamiento
docente no es tarea fácil trabajar con los profesores la idea de cuál debería ser el sentido de la
enseñanza de la geografía dentro del aula y hacerles comprender la vital
importancia de los aportes de la disciplina geográfica para los objetivos
actuales de la educación. Creo que uno de los problemas principales radica en
la fuerte impronta enciclopedista que con la acumulación de datos y
descripciones sobrecargó en su momento a la ciencia geográfica. Por eso la
invitación constante a superar la geografía tradicional y practicar
verdaderamente una geografía renovada partiendo de la revisión de esas
tradiciones y de esos conceptos. La tarea no es fácil ni agradable. Pero se
torna aún más complicada por la naturalización que actualmente existe en la ya
famosa relación sociedad-naturaleza, donde se explica lo natural y se describe
lo social, con todo lo difícil que implica encontrarle una respuesta a
fenómenos que a pesar de sus particularidades se encuentran atravesados por una
multiplicidad de factores. Y son grandes problemas no resueltos. Se habla de
dar nuevos temas que en el fondo no resuelven la cuestión. En la mayoría de
nuestros docentes no existe una idea de la geografía como la “explicadora” de
la realidad, porque tanto los valores sociales como las ideologías políticas,
que en definitiva nos ayudan con su aporte a obtener una nueva visión crítica,
se contraponen con la “neutralidad” que pregonaba el enciclopedismo.
Para fortalecer la idea de la geografía como la explicadora
de la realidad los docentes deben aprehender la cuestión del compromiso no solo
como un fundamento de la geografía, sino también como un fundamento de la
práctica docente. Hacer uso de la información de actualidad local y global -y
sus interrelaciones- es un buen desafío para todos y una excelente oportunidad
para fundamentar nuevas opciones y propuestas. Para ello existen innumerables
insumos científicos que se convierten en aliados fundamentales para el
desarrollo de temas de geografía. Bastaría con prestarle atención a la agenda
de compromiso social y a partir de ella plantearse qué es lo importante para la
sociedad. Instaurar la idea de que la geografía da cuenta del mundo en el que
vivimos y entonces, a partir de eso, pensar en consolidarla como disciplina
escolar con fuerte compromiso social para hacer conocer el mundo actual a
nuestros jóvenes. Es necesario trabajar dentro de los contenidos curriculares el concepto de espacio geográfico y de región “resignificada”, rescatando la importancia de la
geopolítica y de las múltiples relaciones interregionales sin perder la idea de
la multiplicidad de escalas de análisis.